Participantes
Hombres Trabajadores
Isa Ruiz - “El guardián del Vapor: Tata Chimino”
México
Reseña
“El guardián del Vapor: Tata Chimino”
El temazcal es una ceremonia ancestral de nuestras culturas prehispánicas de Mesoamérica, se ha empleado con fines de purificación tanto física como espiritual. Este ritual, se lleva a cabo dentro de un iglú hecho de barro o piedra, se utilizan hierbas, agua y piedras calientes para generar un ambiente de vapor. Este procedimiento tiene un fuerte componente de sanación y vinculación con la naturaleza y con todos sus elementos que se trabajan durante este preceso.
El “Tata Chimino” es un personaje que vive cerca del volcán de fuego de Colima, a el lo podemos encontrar en la localidad de Cofradía de Suchitlán, Comala. Se encarga de realizar estas ceremonias cada quince días, continuando con una tradición que ha sido transmitida de una generación a otra.
Para numerosas comunidades, el temazcal se considera un lugar sagrado destinado a la meditación, alivio de estrés, la reflexión interna, purificar el cuerpo de toxinas y el resurgimiento.
Estas prácticas no solo resaltan la importancia de las costumbres ancestrales, sino que también nos reafirman la necesidad de reconectarnos con nuestra espiritualidad y con la naturaleza, en un mundo que cada vez está más desconectado de nuestras raíces.
En México acudir a una de estas ceremonias pueden llegar a ser muy costosas. Yo conocí el temazcal en el 2018, y al llegar con el Tata Chimino me pareció fascinante ver su labor y compromiso previo, durante y después de la realización del temazcal como una acción de servicio más que como un negocio.
El nos compartió sobre el concepto del saber y la práctica del temazcal como un “don” que le ha sido dado para ayudar a los demás reflejando una filosofía muy profunda y espiritual.
Esta perspectiva de ver las cosas tiene origen en numerosas tradiciones ancestrales, en las que la curación, la sabiduría y las ceremonias no se consideraban acciones de negocio, sino manifestaciones de comunidad y generosidad.
El hecho de no tener un precio fijo y solicitar una cooperación voluntaria lo vuelve accesible para un mayor número de personas, respetando y manteniendo así el propósito de la práctica: la sanación y el bienestar, sin que el dinero sea un obstáculo. Esto también fomenta un ambiente de gratitud, donde los participantes en la ceremonia ya que pueden retribuir de acuerdo a sus posibilidades y lo que el proceso ha representado para ellos.
Es una muestra evidente de cómo la espiritualidad y la tradición pueden fusionarse con el concepto de ayudar a otros, sin que la operación financiera sea el centro de la experiencia.
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