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Mujeres Trabajadoras

Negole - Melissa Solano: trabajar sin descanso para llegar a París

Venezuela

Reseña

Melissa Solano tiene hoy 38 años y un sueño cumplido: conocer París, la ciudad luz. Pero para cuando hice este reportaje, durante junio de 2020, en plena fase dura de la pandemia por Covid-19, Melissa tenía 34 años y la sensación de que su sueño se truncaba, al menos momentáneamente, porque mantuvo la fe sostenida en frenéticas jornadas de trabajo en su casa. Estaba en cuarentena, toda la Ciudad de México estaba en cuarentena, y ella había decidido asumirla “echándole más ganas” al trabajo, como dicen los mexicanos para el afán incansable. Melissa es analista contable, trabaja para una empresa que se dedica al diseño estructural de edificios en la Ciudad de México, vive en la colonia Tizapan San Ángel. Ha trabajado desde poco antes de graduarse y durante la cuarentena se dedicó al ejercicio, la lectura y al trabajo en casa, sin conflicto porque le gustó este método. Al preguntarle sobre la nueva dinámica laboral impuesta por la pandemia dijo lo siguiente: “Estoy negada a regresar a la oficina, porque no es necesario”. Aseguró que “esta situación es perfecta y hay que verle el lado positivo para sacarle provecho.”
Melissa buscó no dramatizar la situación y mantenerse tranquila y concentrada en el trabajo mediante una decisión simple: no clavarse en los medios, “porque enferma escucharlos, no nos damos cuenta pero nos genera un daño emocional”. Se convenció de que la pandemia “se presta para que seamos más egoístas, para el yo voy a ver solo por mí, por mi dinero, y si algo me sobra, tal vez ayude”. Afanarse en el trabajo, prácticamente sin descanso, fue su otro método, no solo para combatir el aislamiento y sus efectos psicológicos, sino para no decaer en su esperanza de conocer París. El viaje estaba pautado en compañía de una amiga, de profesión enfermera, que se encontraba activa las 24 horas, en un hospital habilitado para pacientes con Covid-19. Melissa encontró que una forma de homenajear, agradecer y acompañar a su amiga enfermera era la de trabajar sin descanso; hacer horas extras le significaría también algo más de dinero para aprovecharlo en el viaje, que al fin llegaría un par de años después. Trabajar sin descanso para llegar a París, valió la pena.

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