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En Caracas, y en general en toda Venezuela, atender a los pacientes pediátricos con enfermedad oncológica, va mucho más allá de los cuidados profesionales de la enfermería, pues requiere de la práctica consciente y decidida del amor. Laborar a pesar de los bajos salarios, de la escasez de medicamentos y del dolor de los pacientes y familiares, precisa del amor: a su profesión, a los niños y a sí mismas.

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