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Cuando el trabajo de las marchantas de la plaza de mercado de Villa de Leyva, uno de los pueblos más turísticos de Colombia, termina, comienza lo que ellas llaman “horas extra”: el trabajo casero que cualquier madre, tía o abuela hace para que los suyos estén bien. Para Milagros, que consigue por sí misma la leña de su fogón, un buen chocolate caliente con clavos y canela es digno de un segundo jornal.

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