Jugando a no morir de sed (serie x 3)
Seleccionado Niñez Trabajadora
León Darío Peláez Sánchez
COLOMBIA
Fátima y Benjamín Jesús Uriana Ipuaná son dos niños indígenas Wayuú de siete y nueve años. Viven en la localidad de Siapana en el desierto de la alta Guajira, uno de los lugares más áridos y abandonados del caribe colombiano. Es poco lo que pueden asistir a la Escuela Rural Mixta Romana porque la mayor parte del día deben recoger agua de mala calidad en un jagüey a un kilómetro de su ranchería hasta donde caminan descalzos entre cactus y espinas para no morir de sed ellos, sus padres, tres hermanos más, diez chivos y tres mulas.
El acelerado calentamiento global, y la desviación del cauce del Río Ranchería por parte de la multinacional Cerrejón desde 2002 para duplicar la producción de carbón ha dejado sin agua a toda la región, así como la corrupción ancestral y la politiquería hacen que la Guajira tenga los más altos índices de mortalidad infantil en el país por falta de agua y alimentación digna. A pesar de tantas adversidades para sobrevivir Fátima y Benjamín no han olvidado sonreír a pesar de la adversidad, su vida parece ser un juego así los kilos de agua que deban cargar todos los días les quiera arrancar esos pequeños brazos de sus lánguidos cuerpos que son fuertes como el hierro. Estas fotografías fueron realizadas en 2016. En la actualidad, todo sigue igual.