Pablo de 70 años ha estado trabajando por casi 40 años en las canteras de Guanábana en la periferia de la ciudad de Matanzas, Cuba. Realiza en solitario y con instrumentos rudimentarios un trabajo necesariamente de equipo aprovechando las primeras horas del amanecer. Produce alrededor de 10 ó 15 cantos diarios que luego vende a 60 u 80 pesos cubanos que son el equivalente a 7 centavos de dólar. Pablo es uno de los pocos hombres que continúa sacando piedras de esa cantera debido a que es una de las más duras de la zona.