Lucas Urenda
CHILE
La Avenida Errázuriz bordea la costa de la ciudad porteña de Valparaíso en Chile. Ahí debajo, entre alcantarillados, existe un submundo con la estética de una mina, donde un grupo de personas baja diariamente a reciclar todo tipo de cosas para su venta. Conocida como la “mina del reciclaje”, esta comenzó a operar en la década de 1980, en la que un grupo de jóvenes, a falta de oportunidades, se apoderó de este lugar y comenzó un trabajo de generaciones que la han mantenido viva. Todavía quedan fundadores del lugar, pero también familiares que han seguido con la tradición y también trabajan ahí. Producto de la inmigración que se ha producido en Chile, personas de diferentes países como Colombia o Venezuela, se han sumado al lugar.
“La mina del reciclaje” no cuenta con la ventilación necesaria para el tamaño del lugar y el trabajo en metales y otros debajo de la superficie, hace que el aire que se respire sea dañino para la salud. Sin embargo, el lugar se ha convertido en algo esencial para las vidas de los trabajadores.
