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María Mosquera tiene apenas 22 años y todos los días debe salir con su batea al río Quito, un afluente del río Atrato en Chocó, a buscar migajas de oro para vender y poder alimentar un bebe que ya se acostumbró a vivir aferrado a ella mientras duerme sin ningún tipo de amarre. Se estima que el 69% de las explotaciones auríferas en Colombia, sin incluir las subterráneas, son ilícitas. “Las dragas y las retro excavadoras están acabando con todo, sacan el mejor oro, contaminan el río y desvían el cauce, nuestras las casas se están cayendo y nadie hace nada…” afirma María. Este relato y encuentro fotográfico fue en marzo de 2009, la situación actual de los mineros artesanales es peor, el paisaje de la zona es desolador y la región se encuentra en emergencia ecológica.

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